MANUEL EDGARDO DEL CARMEN CORTEZ JOO

Manuel Edgardo Del Carmen Cortez Joo, casado, un hijo, Contador, militante del Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR), fue detenido en la vía pública, pasadas las 20:00 horas del día 14 de febrero de 1975, por agentes de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA); a esa hora salió de su hogar sin regresar a él. Según informaciones de numerosos testigos que lo vieron detenido, Manuel Cortez habría sido aprehendido por tratar de impedir el arresto de su amigo y compañero del MIR, Hugo Daniel Ríos Videla, quien en la actualidad también se encuentra desaparecido.
Dos días después de esta detención el 16 de febrero de 1975, Gabriela Wenger Meza, cónyuge de Manuel Cortez, fue visitada en su domicilio por agentes de la DINA que se identificaron como tales, le dijeron que su marido estaba detenido, le ordenaron acompañarlos y llevarle ropa. Acto seguido, fue vendada y llevada hasta el centro de reclusión y torturas denominado Villa Grimaldi premunida de un pantalón, una camisa y un par de calcetines. En esos momentos, Gabriela Wenger se encontraba en su penúltimo mes de embarazo.
Durante los cinco días que permaneció en Villa Grimaldi pudo comprobar que su esposo se encontraba allí y, además, otros prisioneros le señalaron que éste permanecía en el lugar denominado la «Torre» y que habían conversado con él.
En efecto, al día siguiente del arribo de Gabriela Wenger a Villa Grimaldi, Manuel Cortez fue trasladado a una celda contigua y ella pudo percibir su dificultad para modular, derivada de los golpes y apremios que le habían infligido. El 19 de febrero de 1975 ella le pidió a un guardia que llamaban «El Sargento» que le dejaran verlo y éste le respondió afirmativamente, a condición de que él no le hablara. Al atardecer de ese día, se le permitió sacarse la venda y vio a Manuel Cortez a pocos metros de distancia: llevaba la misma ropa que ella le había traído de su casa. Al día siguiente de este hecho fue sacada al patio debido a su avanzado estado de gravidez y vio a cuatro presos, entre ellos a Manuel Cortez, que se arrastraban con una cadena. Un guardia le gritó a su marido: «Cuidado Chino con la embarazada que está ahí», refiriéndose a su mujer. Lo situaron cerca de ella y pudo ver, por debajo de su venda, las zapatillas de su marido y los calcetines que le había traído. Esa fue la última vez que estuvo cerca suyo ya que, ante la inminencia de su parto, fue transportada al recinto de Cuatro Alamos.
Una vez en libre plática, las detenidas Gladys Díaz Armijo, Patricia Zúñiga Barros y Rosa Elvira Lizama Leiva le afirmaron haber visto a su marido en la Villa Grimaldi entre el 21 y el 28 de febrero de 1975, fecha en la que, junto a otras personas, habría sido trasladado a un lugar desconocido. Encontrándose después en libertad y más tarde exiliada en Suecia donde actualmente reside, Gabriela Wenger contactó a otros testigos que también habían estado recluidos con Manuel Cortez.
Gabriela Wenger tuvo a su hijo en prisión y recuperó la libertad en abril de 1975; la Corte de Apelaciones de Santiago acogió un recurso de amparo interpuesto por Adriana Meza de la Sotta, madre de Gabriela Wenger, en favor de un hijo de ésta, José Miguel Cortez Wenger, de apenas cinco días de edad. El niño, obviamente, no podía valerse por sí mismo para subsistir, por lo que la Corte ordenó que fuese entregado a su abuela, pero el Ministerio del Interior dispuso también la libertad de la madre.
Esta interpuso una denuncia por el secuestro de su esposo y ratificó en el Tribunal lo que había aseverado en cuanto a su permanencia junto a él en Villa Grimaldi. Fueron también llevados a declarar, mientras se encontraban en prisión, Amelia Negrón Larré, Hugo Ernesto Salinas Farfán, Juan Patricio Negrón Larré y Gladys Díaz Armijo.
Oscar Hernán Angulo Matamala, quien fue detenido el 5 de febrero de 1975 y permaneció tres meses y medio en la Villa Grimaldi declaró haber estado con Manuel Cortez en ese recinto.
María Alicia Salinas Farfán, quien fue arrestada y conducida a la Villa Grimaldi el 3 de febrero de 1975, manifestó que en ese centro de ocultamiento de personas de la DINA se le había preguntado por Manuel Cortez Joo.
Por su parte, Patricia Zúñiga Barros, detenida el 29 de enero de 1975 y recluida hasta el 24 de febrero de ese año en la Villa Grimaldi, relató que el día 23 de febrero de 1975 los detenidos de la «Torre» fueron trasladados a unas celdas ubicadas en el sector para los hombres y ese día ella fue situada en el cubículo contiguo al de Manuel Cortez, quien se encontraba engrillado, en regular estado físico y muy mal estado anímico. Ella pudo conversar con él a través del delgado tabique que los separaba, manifestándole Manuel Cortez que estaba muy preocupado por la situación de su cónyuge Gabriela Wenger, cuya detención entonces le había sido negada por los agentes de la Villa Grimaldi.
Reinaldo Antonio Erick Zott Chuecas, detenido en Viña del Mar el 17 de enero de 1975, siendo después trasladado a Villa Grimaldi, donde permaneció hasta el 26 de febrero de 1975, narró lo siguiente: el día 15 de febrero de ese año, al dirigirse al baño, le ordenaron detenerse, «pues venía una columna de unos cinco o seis detenidos, saltando a pies juntos, por tener sus pies encadenados. Encabezando esta columna, venía un detenido que tenía un vendaje improvisado y ensangrentado en la cabeza; pude de inmediato reconocerlo, se trataba de Manuel Edgardo Cortez Joo, apodado «el Chino Rony», militante del MIR, a quien yo conocía desde 1971, cuando aún era militante del Partido Socialista y miembro de la Seguridad Presidencial».
Rosa Elvira Lizama Leiva, detenida en Villa Grimaldi desde el 3 hasta el 26 de febrero de 1975, relató haber visto a Manuel Cortez cuando éste fue mantenido en una celda vecina a aquella en que permanecía Gladys Díaz. Habló con él el día 22 de febrero de ese año y luego Cortez Joo fue conducido a la «Torre», desde donde desapareció.
Sonia Núñez Garrido, que permaneció recluida en la Villa Grimaldi durante esa misma época, señaló haber visto a Manuel Cortez el 17 de febrero de 1975 en una de las celdas de castigo llamadas «cajones», de dimensiones no mayores a un metro cúbico; el prisionero se encontraba herido y encadenado. Manuel Cortez le envió, por intermedio de un guardia, un cojín para que utilizara y, según la testigo, «recibió de él profundas palabras de contenido humano, de estímulo, de esperanza y de solidaridad». Hasta el día siguiente estuvo en una celda contigua a la de Manuel Cortez y después ella fue trasladada a otro lugar dentro de la Villa Grimaldi.
Cristián Mallol Comandari, el cual permaneció seis meses en la Villa Grimaldi, aportó el siguiente testimonio: «Reconozco haber visto a Manuel Cortez Joo, que llegó herido en el cuello o encéfalo. Le decían «El Chino». Venían muy agitados, le pateaban la cabeza. Creo que estuvo poco tiempo. Creo que trató de defender a otro amigo cuando lo detuvieron». Héctor Hernán González Osorio, quien, al igual que Mallol estuvo un prolongado período de tiempo en la Villa Grimaldi, expresó haber visto a Manuel Cortez Joo, apodado «El Chino Rony».
Nubia Becker Eguiluz manifestó que no pudo ver a Manuel Cortez, pero sí haberlo escuchado cuando era sometido a interrogatorios en la Villa Grimaldi.
Los padres de Manuel Cortez, Jorge Cortez Véliz y Luisa Faustina Joo de Cortez, fueron perturbados por agentes de seguridad en numerosas ocasiones tras la detención de su hijo, y su domicilio fue repetidamente allanado.
El nombre de Manuel Edgardo Cortez Joo apareció en una lista de 59 chilenos presuntamente muertos, heridos o evadidos en enfrentamientos con servicios de seguridad argentinos, la cual se dio a conocer el 24 de julio de 1975 en todos los medios de prensa nacionales. Dicha nómina provenía de la publicación brasileña «O’DIA», que había visto la luz un día antes en la ciudad de Curitiba, Brasil, después de un largo receso. Ese periódico jamás volvió a editarse y tanto las propias autoridades chilenas como las argentinas le negaron toda credibilidad. Otro tanto sucedió con la enumeración de 60 chilenos presuntamente muertos en enfrentamientos, de acuerdo al semanario bonaerense «LEA», cuyo origen fue imposible de discernir. Estas 119 personas habían sido detenidas entre los meses de junio de 1974 y febrero de 1975, y muchas de ellas habían sido vistas por testigos en recintos secretos de detención de la DINA. Todos permanecen hasta hoy desaparecidos.

Actualidad:

El Mercurio 14 de Mayo 2002
Coronel (r) Rolf Wenderoth quedó en libertad provisional
La Corte de Apelaciones de Santiago otorgó la libertad provisional a un ex coronel del Ejército y jefe de una brigada de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) procesado por el secuestro de un izquierdista en 1975, informaron hoy fuentes oficiales.
La resolución, adoptada por unanimidad por la quinta sala del tribunal de alzada, benefició al coronel en retiro Rolf Wenderoth, procesado en calidad de autor del secuestro del militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) Manuel Edgardo Cortés Joo, desaparecido desde el 14 de febrero de 1975.
Según el Informe Rettig, Cortez Joo tenía 28 años de edad, era contador y padre de un hijo cuando fue detenido junto a otra persona en la vía pública, el 14 de febrero de 1975 por miembros de la DINA.
El joven fue visto por última vez en Villa Grimaldi, según han testificado ex presos políticos.
Wenderoth fue procesado en febrero último por este caso por la jueza de Santiago María Teresa Díaz, quien fue designada el año pasado por la Corte Suprema para investigar causas de desaparecidos «con dedicación exclusiva».
El ex coronel de Ejército ha sido sindicado en el proceso como jefe de la brigada Mulchén de la DINA y estuvo vinculado a Villa Grimaldi.
Wenderoth se encuentra detenido en el Comando de Telecomunicaciones del Ejército, recinto que abandonará en las próximas horas una vez que haga efectivo el pago de una fianza de 500 mil pesos.
Según testimonios de presos políticos, el coronel en retiro tenía el cargo de jefe administrativo de Villa Grimaldi, donde dirigió un grupo de informantes integrado por opositores al Gobierno Militar que bajo torturas sistemáticas aceptaron colaborar con la DINA.
En el caso Cortés Joo también están procesados los ex oficiales Miguel Krassnoff Martchenko, Marcelo Moren Brito, y los civiles Osvaldo Romo y Basclay Zapata Reyes, todos ex agentes de la DINA

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