CEREMONIA DE CONMEMORACIÓN DEL 11 DE SEPTIEMBRE
Saludo del Rector de la USACH, Dr. Rodrigo Vidal Rojas – Usach, 09-09-2022
Reciban todas y todos mis saludos especiales en este emotivo día.
Saludo a las diversas asociaciones que han organizado este emotivo e importante acto de conmemoración. Muchas gracias por este hermoso y dedicado trabajo.
Un especial saludo a ex estudiantes y ex funcionarias de la UTE y de la USACH que hoy nos honran con su presencia.
Saludo a todos los miembros de nuestra comunidad aquí presentes.
Saludo a familiares, colegas y amigos y amigas aquí presentes, de miembros de nuestra comunidad universitaria que hoy no están físicamente, porque fueron víctimas de la dictadura militar, pero cuyo recuerdo permanece para siempre entre nosotros.
Hoy nos convoca nuestra memoria, nuestra historia común, el recuerdo de aquellas y aquellos que nos precedieron y que sufrieron defendiendo sus ideales y los valores fundamentales de nuestra Universidad.
También nos convoca el recuerdo de un oscuro período histórico de nuestro país en que los valores fundamentales de la humanidad fueron violados.
También, un período triste para nuestra Universidad Técnica del Estado, universidad nacional, señera, protagonista de transformaciones sociales, económicas, tecnológicas y científicas, que fue cercenada en universidades regionales, al libre destino de tener que sobrevivir de la competencia desigual en el mercado de la educación establecido desde 1981.
Es por ello que el acto que hoy nos convoca siempre nos provoca al menos dos sentimientos encontrados
El primero, la tristeza de recordar un momento fatídico de nuestra historia en que miles de nuestros compatriotas sufrieron la brutal represión del régimen militar, desde esa triste mañana del 11 de septiembre de 1973 y que nunca olvidaremos.
Esa represión significó persecuciones, desapariciones, torturas y ejecuciones sumarias que quisiéramos olvidar. En ese proceso, muchas mujeres sufrieron en su cuerpo esta violencia, pero también muchas de ellas vieron arrebatados desde sus brazos o desde sus vientres, hijos e hijas que nunca más volvieron a encontrar. Esta violencia contra las mujeres, que en parte está todavía invisibilizada, en mi opinión, se expresó de manera simbólica la noche del 11 de septiembre, cuando por la televisión un grupo folclórico chileno se burló públicamente de la esposa del presidente Salvador Allende, la Sra. Hortensia Bussi Soto.
Yo tenía casi 9 años cuando se produjo el golpe de Estado y más de 25 cuando se produjo el retorno a la democracia. Viví la Dictadura desde el recuerdo de la atmósfera de tristeza y temor en mi entorno cuando algunos vecinos y conocidos cercanos nunca más regresaron a sus hogares, hasta cuando pudimos decir que No en octubre de 1988 e iniciamos el camino de retorno para la construcción de nuestra todavía frágil democracia.
Yo estaba en Concepción en esta época. Eran pocas las noticias que llegaban a Santiago respecto de lo que ocurría en el resto del país. Y Concepción, percibido en esa época como el centro de la industria nacional y cuna de la izquierda más activa fue fuertemente golpeado por la Dictadura, a través de hechos gravísimos muchos de los cuales han quedado en el olvido o no han sido suficientemente registrados. Me refiero a lo ocurrido, por ejemplo, en las universidades regionales de la ciudad, en el estadio Regional, en la isla Quiriquina, entre otros lugares.
Pero el otro sentimiento que hoy nos acompaña es de esperanza. Esperanza de que nunca más se vuelva a repetir en Chile esta historia cruenta que nunca debió suceder. Esperanza de que podemos ser capaces de consolidar nuestra reconciliación, de que podamos tener conciencia plena del alto costo que tiene no cuidar nuestra democracia, nuestra sociedad. Esperanza de que podremos superar nuestras diferencias dialogando, reparando, corrigiendo y no destruyendo.
Los acontecimientos de estos últimos días en nuestro país, especialmente tras el resultado del plebiscito del domingo recién pasado, nos muestran que el ejercicio de la democracia es un desafío mayor. Y tendremos que seguir aprendiéndolo, aunque no sea fácil.
Desde la Universidad podemos contribuir a esta esperanza a partir de nuestros valores de pluralidad, igualdad, respeto, libertad, diversidad, laicidad. Y a partir de la creación de conocimiento.
Esto me recuerda una frase emblemática del Rector Enrique Kirberg, citada por Luis Cifuentes S. en «Kirberg. Testigo y actor del siglo XX» (Segunda Edición para la World Wide Web, 1999, página 94): “El oficial me puso contra una pared, amartilló la metralleta y, mirando el reloj, me dijo «Te doy quince segundos para que me digas dónde están escondidas las armas». Estaba toda la gente tendida en el suelo. Yo no sentí miedo. Le dije “Las armas de la universidad son el conocimiento, la ciencia y el arte”.
Estimadas y estimados, el conocimiento, la ciencia y el arte, son nuestras armas, no tenemos otras. Estas armas que nos recordara el rector Kirberg, entrelazadas con nuestros valores universitarios fundamentales nos colocan en posición de poder contribuir como Universidad a la construcción de una mejor sociedad. Para ello ciertamente, debemos también esforzarnos cada día por cuidar nuestro mayor y más hermoso tesoro: nuestra Universidad de Santiago de Chile.
Antes de finalizar, quiero aprovechar este momento para anunciar que he decidido crear la Comisión 50 años. Esta comisión, que será creada por Resolución, tendrá la tarea de imaginar, elaborar, proponer y coordinar las actividades que tendrán lugar a partir de este mes de septiembre y hasta el 11 de septiembre de 2023, cuyo objetivo será conmemorar este recorrido de 50 años desde el golpe de Estado. He solicitado a la Decana de la Facultad de Humanidades, Dra. en Historia Cristina Moyano que tenga a bien presidir esta comisión. Agradezco a la Dra. Moyano haber aceptado mi invitación. Junto a la Dra. Moyano convocaremos a diversas personas representativas de los distintos estamentos de nuestra comunidad para que formen parte de esta Comisión.
Reciban cada una y cada uno mi firme compromiso con nuestra historia, con la democracia, con nuestros valores fundamentales y con nuestras letales armas contra la ignorancia, el odio, los triunfos mezquinos, la violencia y la destrucción, y que son el conocimiento, la ciencia y el arte.
Muchas gracias. Rodrigo Vidal Rojas -Rector